2024:
LLM → LAM
palabras → acción
Jesse Lyu, fundador de rabbit, el hardware de IA independiente que llamó la atención en CES, la mayor exposición de tecnología del mundo celebrada en enero, anunció este cambio en la forma en que los humanos interactúan con la IA en una publicación de LinkedIn. Con su llamativa carcasa cuadrada naranja, su tamaño compacto, su cámara de 360 grados y su pantalla táctil de 2,88 pulgadas, este producto podría confundirse fácilmente con un nuevo smartphone. Sin embargo, su función principal radica en la capacidad de transmitir las intenciones humanas a la computadora de forma más activa a través de comandos de voz y portabilidad. Más allá de la noticia de que los primeros pedidos se agotaron, lo que realmente destaca es la aparición de un dispositivo que sustituye al smartphone, que tradicionalmente se consideraba esencial para llevar siempre consigo. Esto sugiere un cambio en la forma en que los humanos y las computadoras interactúan, un cambio que se inicia en el ámbito de las aplicaciones.
La interacción de Tony Stark con la IA Jarvis en la película Iron Man despertó en el público la esperanza de un futuro tecnológico y, al mismo tiempo, la constatación de que se trataba de una mera representación cinematográfica. En la realidad, podríamos decir que las aplicaciones crearon los smartphones. Las startups y las grandes empresas que se dedican al Internet de las cosas, que suelen pintar un futuro centrado en el ser humano, siempre han tenido como base a los smartphones para conectar los diferentes dispositivos tecnológicos dentro y fuera del hogar. Sin embargo, esta relación fría y comercial basada en límites no ha conseguido ofrecer una comunicación más humana o generar expectativas en ese sentido. En ese sentido, el interés y la expectación que despierta rabbit indican que la visión de la IA de las empresas cobrará aún más importancia en el futuro, y que a medida que la necesidad de las aplicaciones disminuya, la forma de comunicación entre humanos y computadoras se parecerá más a una conversación entre personas.
Rachel Woods, ex científica de datos de Facebook y editora del boletín The AI Exchange, argumenta que para aprovechar al máximo la IA, las empresas deben comprender cómo la IA recuerda el trabajo del usuario. Comparte un marco que se divide en tres partes: memoria a corto plazo, memoria a largo plazo y conocimiento, y afirma que el sistema de memoria de la IA se asemejará cada vez más al de los humanos.
Al igual que solo recordamos un número de teléfono para poder marcarlo, la memoria a corto plazo de la IA implica recordar una conversación de chat en curso o la información verificada durante una tarea. La industria está trabajando para ampliar esta funcionalidad para incluir más información y contexto. Por otro lado, la memoria a largo plazo de la IA, a diferencia de la memoria a corto plazo, que se reinicia con cada nueva conversación, ofrece un punto de partida definido por el contexto, lo que le permite perdurar en el tiempo. De forma similar a cómo consultamos nuestro diario o publicaciones de blog sobre un tema o material específico para recuperar recuerdos, las funciones de Open AI como GPT personalizado, comandos y memoria se relacionan con esta memoria a largo plazo. Finalmente, la función de conocimiento de la IA, que permite el acceso a información o datos específicos que la IA puede utilizar para completar una tarea, se puede comparar con Google Drive bien organizado, como un álbum de fotos familiar de recuerdos o un artículo académico de un experto. Representa la clave para aprovechar al máximo el conocimiento específico, ya que permite encontrar y utilizar fácilmente la información más adecuada.
unsplash: Priscilla Du Preez
Los humanos han vivido en ciudades durante más de 6.000 años. En estas estructuras organizativas repletas de personas, la conversación ha sido una habilidad fundamental para mantener el sentido del mundo y fomentar la empatía en las relaciones. Incluso a nuestros perros o gatos que nos esperan en casa al final del día les hablamos, porque para nosotros la conversación es una confirmación de la existencia mutua, el inicio y el proceso del intercambio emocional. La conversación con la IA está cada vez más cerca de ser una experiencia más humana. La evolución de los smartphones a dispositivos de IA como rabbit pone de manifiesto que la tecnología se entrelaza cada vez más con la estructura y la profundidad de la conversación humana. A medida que la tecnología avanza, el objetivo no es solo imitar la conversación humana, sino fomentar un tipo de comunicación que reconozca la complejidad de las emociones humanas y la corporalidad de nuestra existencia. Este viaje hacia una IA más humana debe mejorar nuestra capacidad para conectar, empatizar y prosperar en un mundo en el que los límites entre el mundo físico y el digital se vuelven cada vez más borrosos.
Referencias
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