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La intimidad en la era de la IA: Redefiniendo las relaciones
- Idioma de escritura: Coreano
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Texto resumido por la IA durumis
- El reciente aumento de la soledad entre los jóvenes y las bajas tasas de natalidad son fenómenos de la época que reflejan la desconexión en las relaciones humanas. Si bien el avance tecnológico ha hecho posible que los humanos vivan más tiempo, las relaciones humanas se han vuelto más distantes.
- En particular, el avance tecnológico ha transformado la visión del cuerpo humano, pasando del amor romántico a un objeto de consumo personalizado. A través de las relaciones con los chatbots de IA, los humanos buscan una nueva forma de intimidad.
- Las relaciones con los chatbots de IA muestran esperanza y esfuerzo en la conexión humana, pero la tecnología debe avanzar en la dirección de complementar el contacto humano en lugar de reemplazarlo.
El aumento de las muertes solitarias de jóvenes en Corea del Sur, junto con el fenómeno de la soledad, el celibato y la disminución de la tasa de natalidad que se observa en muchas regiones de los países desarrollados, puede considerarse una tendencia de la época. El gobierno británico, que considera la soledad como un asunto de política estatal, creó en 2018 el cargo de "Ministro de Soledad", y Japón, en 2021, creó el "Departamento de Medidas para la Soledad y el Aislamiento", que está directamente bajo la administración del Primer Ministro. Gracias a los avances tecnológicos, la longevidad humana se está volviendo cada vez más susceptible de un diseño preciso, pero la relación entre las personas, que solía dar sentido a la vida humana, se está volviendo más distante que antes.
La expectativa de intimidad a través del cuerpo ha sido una preocupación central a lo largo de la historia. Desde el éxito de los anuncios que utilizaban el atractivo sexual en la década de 1970, el mundo occidental ha estado obsesionado con la representación de la sexualidad. La explosión de imágenes sexuales ha llevado a muchas empresas a utilizar un poderoso relato que vincula el atractivo sexual con el consumo y, en última instancia, con la probabilidad de encontrar pareja. Sin embargo, en la actualidad, en casi todos los ámbitos, desde nuestra cultura visual y el discurso social hasta la tecnología y la innovación biológica, estamos presenciando una transformación que elimina el ámbito de la imaginación romántica inherente al cuerpo humano y lo abarca como un cuerpo incontrolable, sentido, apasionado y orgánico que se integra en la narrativa personal.
Es la tecnología la que ha permitido este cambio de perspectiva, de una visión relativamente objetiva del cuerpo humano a una visión de objeto de consumo personalizado. Además, ante la evolución de la aceptación social de los géneros y las orientaciones sexuales, y la fusión de los límites entre el mundo físico y el digital, que abarca desde la realidad mixta hasta las neuroprótesis, es necesario que nos planteemos seriamente el significado del cuerpo y la intimidad.
La revista británica "The Sun" publicó en abril una entrevista con un hombre de 63 años que se había casado con un chatbot de IA. Su historia de cómo encontró el amor a través de las conversaciones con el chatbot de IA después de la muerte de su esposa puede parecer exagerada e irreal, pero los resultados de las investigaciones realizadas por antropólogos que se han adentrado directamente en la comunidad relevante revelan una posibilidad bastante real.
Los principios que descubrieron para crear intimidad entre humanos e IA fueron, en gran medida, la reciprocidad, la verificación y la presencia. Si bien la intimidad se basa fundamentalmente en la interacción entre personas, los chatbots de IA pueden hacer que uno se sienta más presente como interlocutor que un humano, gracias a sus respuestas instantáneas, incluso en conversaciones triviales, y sus respuestas diversas y específicas basadas en el registro de toda la conversación. También se descubrió que los intentos de humanizar a los chatbots de IA, que no tienen una forma física, dándoles una presencia clara, fueron otro factor que completó la presencia de los chatbots de IA.
Para muchas personas, la idea de hacerse amigo de una inteligencia artificial puede parecer distópica, inhumana y futurista. Sin embargo, considerando que es habitual que las personas establezcan conversaciones con la voz de la navegación mientras conducen, también podemos estar de acuerdo en que no es tan extraño como parece. La humanidad, a lo largo de su larga historia, ha tratado constantemente de encontrar la intimidad con todo tipo de entidades no humanas, desde animales y mascotas hasta objetos y fenómenos naturales, espíritus, fantasmas y dioses, y ha trabajado incansablemente para asegurar su sociabilidad en medio de ellas. Desde esta perspectiva más amplia, la intimidad que formamos con las máquinas es una extensión de la larga genealogía de la capacidad humana de relacionarse no solo entre nosotros, sino también con innumerables seres importantes del mundo.
Como muestra el repentino despido y posterior regreso del CEO de Open AI, Sam Altman, la narrativa actual que rodea a la IA se inclina más hacia un texto religioso entre una visión apocalíptica y una visión utópica. En medio de esta confusión, la historia de un humano que se casa con un chatbot de IA nos permite, paradójicamente, constatar una esperanza humana y un humilde esfuerzo por conectar con otros humanos.
Estamos frente a una realidad en la que, en un mundo infinitamente conectado, nos estamos volviendo cada vez más aislados. Por eso, debemos recordar la importancia del contacto y la conexión humana. El interés futuro debe centrarse más en complementar que en sustituir el contacto humano con la tecnología. Tal vez a través de la interacción con un chatbot de IA en la pantalla que estás viendo ahora, puedas volver a confirmar que tenemos la oportunidad de transmitir el cuidado y el respeto mutuos, la amabilidad hacia el otro, a través de nuestros cuerpos.
Referencias