El gobierno de Estados Unidos formalizó la medida deeliminar TikTok de todos los equipos y sistemas dentro de todas las agencias federalesa finales del mes pasado.
Esta decisión, que también está siendo seguida por la Unión Europea y Canadá, se basa en la sofisticada forma en que TikTok recopila datos de los usuarios y en el derecho de acceso a los datos de las empresas que posee el gobierno chino. Las preocupaciones sobre la privacidad relacionadas con TikTok se han hecho conocidas entre los usuarios durante los últimos 2 o 3 años, como se puede ver en las búsquedas de palabras clave como "eliminar TikTok en YouTube o en la búsqueda de Google", o "rechazar las cookies de TikTok". La multa de 5 millones de euros que el Reino Unido e Irlanda impusieron a TikTok el mes pasado por dificultar la denegación de todas las cookies es otra medida muy real de rechazo a estas preocupaciones sobre la recopilación y el uso de datos de usuarios.
Sin embargo, se estima que TikTok generó cerca de 10.000 millones de dólares en ingresos por publicidad el año pasado, y el tiempo que cada usuario pasa en la plataforma es el más largo en comparación con otras plataformas. Además, se ha confirmado que los ingresos dentro de la aplicación están creciendo durante 7 trimestres consecutivos.
Por lo tanto, es difícil afirmar que el crecimiento de TikTok se deba simplemente al atractivo de la plataforma. Más bien, es necesario observar este fenómeno como un reflejo de la actual actitud ambigua de los usuarios hacia su privacidad digital.
La privacidad es la capacidad de una persona para controlar quién más, por qué y por qué medios puede acceder a su informaciónEn el mundo real, la privacidad se puede proteger de forma simple y clara con una gorra o un protector de pantalla para el portátil. ¿Pero cómo se gestiona la privacidad en el entorno digital? Las personas se indignan por los artículos sobre el excesivo rastreo de ubicaciones por parte de las empresas, pero no cambian la configuración de su iPhone. Tal vez simplemente estén cediendo a la presión social de decir que se preocupan y estén adoptando una actitud de compromiso para seguir utilizando los productos y servicios en los que se aplica esta tecnología. Y esto parece ser un ejemplo de libro de texto de lo que los científicos sociales llaman "brecha entre la intención y el comportamiento".
Para muchas personas, la privacidad digital es increíblemente difícil de entender, incluso saber qué es. ¿Cuántos usuarios comprueban la política de privacidad en la parte inferior de los sitios web que visitan? El New York Times revisó las políticas de privacidad de 150 empresas y las calificó como "un desastre incomprensible", y algunas de ellas son incluso más complejas que la "Crítica de la razón pura" de Kant.
Hasta ahora, la privacidad digital ha sido en gran medida una cuestión de interés teórico para las personas. Se sienten preocupados al escuchar historias sobre cómo otras personas han sido "hackeadas" y sus fotos no autorizadas se han filtrado en línea, o se han convertido en víctimas de la publicidad basada en datos, o simplemente experimentan el hecho de que la publicidad dirigida, como las notificaciones emergentes o las llamadas de spam, se ha convertido en algo molesto en sus vidas.
Sin embargo, la sensación creciente de ser un objetivo potencial de este continuo seguimiento de las intenciones de los demás está fomentando una cultura de "desconexión" en la que las personas están tratando de adoptar una actitud más estricta entre las empresas y sus propios intereses. Apple ya ha visto esto como una oportunidad de negocio, ofreciendo a los usuarios la posibilidad de decidir si las empresas tradicionales de plataformas de publicidad digital pueden acceder a sus datos en su propio ecosistema, la App Store, haciendo una declaración simbólica sobre la postura centrada en el usuario con respecto a la privacidad digital.
¿Cómo pueden las empresas conectar este potencial deseo de los usuarios de proteger su privacidad con las oportunidades estratégicas en el futuro?
En primer lugar, la simplicidad da una sensación de seguridad. El miedo a la pérdida de privacidad surge de las intenciones poco claras y las complejas políticas relacionadas. Las personas empiezan a preocuparse cuando no saben hasta dónde llega el uso de sus datos personales. Además, las páginas de políticas escritas en forma de largos textos se perciben como escritas para proteger a la empresa, no para explicar a los usuarios. Más bien, las personas necesitan frases sencillas que les ayuden a comprender lo que puede y no puede hacer la tecnología de la empresa.
En segundo lugar, facilitar las directrices de actuación. En el mundo físico, la privacidad es intuitiva y tangible. Se puede controlar fácilmente con ropa, mascarillas, cortinas, etc. La privacidad en el ámbito digital debe sentirse de la misma manera, y para ello se puede empezar ofreciendo oportunidades para realizar acciones pequeñas, fáciles pero simbólicas. Todavía hay mucha gente que pone cinta adhesiva en la cámara de su portátil. Snapchat ya intentó diferenciarse en 2016 ofreciendo a los usuarios la posibilidad de actuar con respecto a su control de la privacidad a través de la función "Mis ojos solamente". El quid de la cuestión de la protección de datos es que debe ser visible en la interfaz y controlable a través de interacciones cotidianas e intuitivas.
Las estrategias que hacen que la protección de datos sea intuitiva y concreta no deben seguir apuntando a la vacuidad.
*Este artículo es la versión original del contenido publicado el 14 de marzo de 2023 encolumna firmada en el diario electrónico.
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