El interés mundial por la materialización de un combate real entre Elon Musk, CEO de Twitter, y Mark Zuckerberg, CEO de Meta, dos gigantes de las redes sociales que comenzó en junio pasado, ha entrado en una nueva fase con la aparición de 'Threads', el nuevo servicio de Meta para contrarrestar a Twitter. Threads es una plataforma de comunicación basada en textos de hasta 500 caracteres que, desde su lanzamiento el 5 de este mes, ha superado los 30 millones de usuarios en tan solo 16 horas, cambiando la percepción del público sobre un sector de las redes sociales que se encontraba en un declive constante.
La facilidad de registro a través de la vinculación con la cuenta de Instagram y la familiaridad con plataformas existentes dominadas por algoritmos en lugar de personas cercanas podrían haber impulsado este rápido crecimiento inicial del servicio Threads. Sin embargo, en los primeros feeds de los usuarios registrados, se puede observar fácilmente la duda sobre qué tipo de contenido publicar en este nuevo escenario. En otras palabras, debemos prestar atención al hecho de que la intensa aspiración de los usuarios a mejorar su posición dentro de esta nueva plataforma digital está generando confusión y vacilación en la planificación de las publicaciones iniciales.
El término 'estatus' se utiliza coloquialmente para describir la posición de un individuo en un orden social informal de importancia. Todas las comunidades tienen individuos prominentes, poderosos y respetados en la cima, la mayoría de las personas en el medio y una capa inferior que se siente relativamente infeliz. Nuestra posición dentro de esta jerarquía gobierna nuestras experiencias cotidianas como individuos. Las investigaciones sociológicas indican que el estatus social influye en la felicidad a largo plazo, motiva el comportamiento y se convierte en un objetivo en sí mismo, por lo que se puede considerar un deseo humano fundamental.
Zuckerberg y Musk dicen que están listos para enfrentarse en un "Octógono de Las Vegas". CNBC Make It | Gene Kim
A finales de 2022, Twitter convirtió la función de verificación de cuentas azules, que antes solo estaba disponible para figuras públicas, en una función que cualquiera podía obtener pagando 8 dólares al mes, iniciando, en esencia, la 'venta de estatus social reconocido por su influencia'. Aunque se definió superficialmente como un servicio de suscripción que protege la identidad del usuario, aumenta su reconocimiento y brinda oportunidades para utilizar nuevas funciones, la respuesta del público fue negativa. Cientos de miles de personas se registraron, pero muchos de los usuarios más activos no lo hicieron, y algunos incluso cancelaron su suscripción posteriormente. ¿Por qué Twitter se enfrentó a este resultado? Además, ¿cómo puede Threads, un nuevo servicio que ofrece una insignia de verificación de pago similar, responder de manera diferente?
W. David Marx, autor de 'Estatus y Cultura', afirma que la respuesta a la pregunta de '¿se puede comprar el estatus con dinero?' es que se necesita un remanente conductual que refleje cómo se vive, no un objeto caro.En otras palabras, para maximizar y estabilizar el estatus, este debe estar conectado con patrones de comportamiento que entendemos como cultura: costumbres, tradiciones, moda, tendencias, gustos. Por ejemplo, podemos asistir a una boda en ropa deportiva, pero si no cumplimos con las expectativas tácitas de los demás invitados, corremos el riesgo de ser rechazados, por lo que estamos dispuestos a asumir el coste social de elegir un traje adecuado a la ocasión.
En este sentido, el autor argumenta que el estatus elevado se puede obtener combinando tres elementos principales. En primer lugar, es necesario estar asociado con grupos de alto estatus. Las sastrerías de Nápoles, Italia, y de Savile Row, en Londres, siempre han sido frecuentadas por la realeza, la nobleza y los magnates, por lo que sus nombres ya poseen un estatus que transmiten al público. En segundo lugar, se requiere un coste en forma de símbolos sociales. El estatus exige tiempo, conocimiento, redes y gustos específicos, por lo que su obtención debe ser difícil. La mayoría de las personas que obtienen un doctorado o un MBA en sus respectivos campos lo hacen basándose en esta lógica. En tercer lugar, se debe proporcionar una razón creíble que vaya más allá de la simple búsqueda de estatus. La clase ejecutiva se basa en la suposición de que los ejecutivos deben poder trabajar y descansar adecuadamente durante el vuelo, encubriendo con éxito la sensación de superioridad que se deriva de la búsqueda de estatus real a través del uso de salas VIP, embarque prioritario y servicios personalizados.
ILUSTRACIÓN: ROSIE STRUVE; Wired.com
Si aplicamos esto al resultado de la política de pago por la marca de verificación azul de Twitter, podemos obtener la siguiente interpretación. En primer lugar, la marca de verificación azul dentro de Twitter, impulsada por Elon Musk, estaba estrechamente relacionada con su peculiar perspectiva política y valores. Por lo tanto, para aquellos que querían compartir su visión y preocupaciones, la marca azul se experimentó como un símbolo apasionado, similar a una gran manifestación, mientras que para otros, los que estaban en el lado opuesto, no adoptar la marca significaba una elección significativa que representaba su pertenencia a una comunidad 'diferente'. Además, la monetización de la marca de verificación redujo el valor del coste como símbolo social que tenía antes. Finalmente, las funciones adicionales que se proporcionaban con la obtención de la marca de verificación, como tuits más largos y edición, eran difíciles de justificar para aquellos que no pagaban.
Aunque para muchas personas abandonar Instagram sigue siendo una experiencia difícil, como se puede comparar con la liberación de un teléfono inteligente, la reciente euforia por la función de salir silenciosamente de los chats grupales de KakaoTalk demuestra que el uso de las plataformas se está percibiendo cada vez más como un ámbito de elección activa.Esto significa que las plataformas tienen menos oportunidades de existir sobre la cultura popular como antes. Es necesario prestar atención al hecho de que la batalla por el estatus ya no es solo una cuestión para los usuarios, sino también una consideración estratégica clave para las empresas de plataformas.
*Este artículo es la versión original del contenido publicado el 10 de julio de 2023 en la columna de opinión de Electronic News.
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