No soy diseñador ni investigador de UX. Sin embargo, como reportero de investigación, tengo experiencia en el campo, por lo que he trabajado para generar consenso entre las partes interesadas de la organización utilizando la transformación fenomenológica de los problemas empresariales y el pensamiento etnográfico. Creo que en esta época en la que la aplicación de la inteligencia artificial al trabajo está aumentando rápidamente, es más importante que nunca que esta perspectiva y la actitud de tratar de comprender a los humanos se establezcan estratégicamente dentro de la empresa.
Hoy, me gustaría compartir algunas observaciones con las que aquellos que trabajan en roles similares a los míos en el campo puedan identificarse, basándome en los cambios que he presenciado en el entorno laboral y en la reflexión personal que he realizado para hacerles frente.
1. Nadie quiere nuestra 'estrategia'.
Puede que sea una afirmación un poco exagerada, pero es un buen punto de partida a la hora de considerar la forma o el proceso en que transmitimos los hallazgos. Muchas partes interesadas creen que están ofreciendo información estratégica a través de su experiencia y función en sus respectivos trabajos. Por lo tanto, no hay razón para que otros prioricen nuestras ideas estratégicamente simplemente porque somos investigadores o académicos. Por lo tanto, si comenzamos una conversación asumiendo que nuestra perspectiva debe priorizarse debido a nuestra inmersión en el proceso y los resultados de la investigación, podemos parecer arrogantes y es más probable que fracasemos en el establecimiento o el ejercicio de la influencia en todo el proyecto.
En cambio, concentrarse inicialmente en el papel de mensajero que transmite el sentimiento del grupo objetivo que queremos entender puede ser una mejor opción para fomentar una relación más armoniosa.
2. La voz del 'consumidor' no es suficiente.
Todavía recuerdo el silencio que se apoderó de la sala de reuniones cuando presenté los resultados de la investigación sobre los principales consumidores del producto al comienzo de la planificación de la campaña de marketing anual y encendí las luces. Creía haber explicado suficientemente el contexto del proyecto y cómo las preguntas sobre la vida del cliente objetivo estaban vinculadas a los momentos en que el valor del producto se hacía evidente. Sin embargo, estaba demasiado concentrado en el proceso y no fui lo suficientemente consciente de que el equipo ya tenía una dirección y un mensaje básicos para el proyecto.
En resumen:
Lo importante no es lo riguroso que fue el estudio ni lo fascinante que fue el proceso de obtención de información. Si las partes interesadas del proyecto no pueden entenderlo desde su propia perspectiva, no obtendremos su aceptación, y comprender este punto ciego es nuestro papel más importante.
¿Entonces, cómo podemos comunicar los resultados de manera efectiva?
1. Ayudar a internalizar la información a través de la narración.
Verificar la narrativa general ayuda mucho a minimizar las diferencias en la interpretación entre las diferentes partes interesadas. Además, es una buena práctica comprobar qué formato de los resultados, como vídeo o imágenes, ayudará a las partes interesadas a compartir la información con otras personas relacionadas con su trabajo y proporcionarles este formato.
2. Comunicar de forma concisa.
Es preferible proporcionar materiales concretos que ayuden al equipo a absorber rápidamente la información y a aplicarlos a su trabajo. Podemos considerar un sencillo diagrama visual o marco que ayude a definir el ecosistema en el que se encuentra el tema de la investigación, la tendencia general dentro del ecosistema y las oportunidades factibles que se deben considerar actualmente. También puede ser eficaz añadir una breve descripción del panorama del mercado y las funciones de los productos de la competencia para verificar los elementos diferenciadores del producto.
3. Adaptarse a la situación laboral.
En lugar de presionar al equipo para que detenga su flujo de trabajo actual y se adapte a nuestro proceso, podemos intentar comprender en qué etapa se encuentra el trabajo, cuáles son sus prioridades, sus objetivos a corto y largo plazo, y qué puede revitalizar y potenciar el proyecto en su fase actual. Luego, podemos volver a examinar la información, reagruparla en subconjuntos y considerar qué formato de los resultados será el más útil para las partes interesadas y si la información puede reorganizarse en consecuencia. Esta puede ser la mejor opción.
En definitiva, organizar los resultados de forma concisa y priorizar la relevancia inmediata al hacer sugerencias. Esta parece ser la reflexión más necesaria para nosotros, y la esencia de este trabajo que debemos hacer bien.
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