Según los datos de Similarweb, un servicio de análisis de sitios web para empresas, a partir de mayo, Open AI, la empresa desarrolladora de ChatGPT, se ha convertido en el 17º sitio web más popular del mundo. Esto representa un mayor número de visitas que Netflix y LinkedIn durante el mismo período. Lo que hace aún más impresionante este logro es que se ha conseguido con una interfaz de usuario (UI) muy básica, que solo permite copiar y pegar, y sin una versión web móvil, a diferencia de otros sitios web de la competencia.
El pasado 18 de mayo, se lanzó la aplicación móvil correspondiente en la App Store de Apple en Estados Unidos.
Lo que debemos destacar en relación con el lanzamiento de esta nueva aplicación móvil es que incorpora el modelo de conversión de texto a voz Whisper. En otras palabras, la conexión con la IA generativa ya no se limita al ámbito físico del monitor. La expansión del formato de datos a incluir el audio, tras el texto, indica que la adición de la capacidad de reconocimiento de datos visuales, como fotos o vídeos, hará que la IA generativa, con la que podemos intercambiar opiniones en cualquier momento y lugar a través de los dispositivos móviles y portátiles existentes, se integre directamente en nuestra vida cotidiana.
Por lo tanto, en lugar de preocuparnos por las numerosas dudas y debates que se han planteado hasta ahora sobre la idoneidad de las respuestas de la IA generativa y su posible amenaza como entidad opuesta a la existencia humana, debemos centrarnos en cómo vamos a convivir con estos nuevos socios. Especialmente en el ámbito laboral, las instituciones públicas ya están distribuyendo manuales de uso de ChatGPT para sus empleados, y algunos departamentos de las empresas están recibiendo solicitudes algo confusas para que presenten propuestas sobre cómo integrar la IA en sus funciones.
Sin embargo, es importante recordar que estas reacciones de las instituciones y las empresas se basan en la perspectiva del «taburete de tres patas» (3-legged stool), un principio básico de los negocios que se mantiene desde la década de 1960. Hasta ahora, los cambios en la organización se consideraban una armonía entre tres elementos: las personas (People), los procesos (Processes) y las herramientas o la tecnología (Tools or Technology), representados en las tres patas del taburete. Si una pata cambiaba, se ajustaban las demás para mantener el equilibrio. Pero, ¿es realmente lógico seguir considerando estos elementos de forma separada en un contexto en el que la interacción entre las personas y las herramientas de IA genera nuevas posibilidades cada día?
En este sentido, la «Teoría del Actor-Red» (Actor-Network Theory, ANT) ofrece una nueva perspectiva. La ANT es una teoría que describe el enfoque de investigación de los sistemas sociales y tecnológicos desarrollado a principios de la década de 1980 por Bruno Latour y otros. Solemos tender a considerar que solo los humanos son agentes con capacidad de actuar y que los objetos inanimados, como las cosas, son entidades pasivas que se utilizan para alcanzar un objetivo. Sin embargo, desde este punto de vista, se puede otorgar el estatus de agente a todo aquello que influya en otros. En otras palabras, al menos como punto de partida, se considera que los «objetos» están en la misma posición que las personas.
Si aplicamos la ANT al futuro entorno laboral en el que trabajaremos con IA generativa, podemos considerar a la organización como una «red compuesta por agentes humanos y no humanos». Los agentes humanos son los empleados que trabajan juntos para alcanzar los objetivos de la organización, y sin la presencia de agentes no humanos como las oficinas, los ordenadores o las máquinas de café, todo esto sería imposible. Cualquiera que haya usado ChatGPT puede darse cuenta de esta influencia mutua al ver cómo las ideas que surgen se generan a través de la interacción de la enseñanza y el aprendizaje mediante el chat. Un estudio del MIT realizado en marzo con 444 empleados administrativos que trabajaron con ChatGPT demostró que esta herramienta reduce el tiempo dedicado a la lluvia de ideas al inicio del trabajo, permite elaborar borradores más rápidamente y centra la atención en la fase final de edición, lo que en general aumenta significativamente la eficiencia del trabajo.
En el futuro, la realidad exigirá a los líderes de organizaciones y departamentos que adopten una perspectiva y una actitud más experimentales.
Para responder a esta necesidad, es necesario considerar la posibilidad de reducir la frecuencia de las revisiones de los procesos de trabajo. La IA ya está provocando cambios en áreas como el marketing, la publicidad y la traducción, pero las organizaciones siguen centrándose únicamente en el uso individual de la IA por parte de los empleados. Si consideramos esto como un cambio a nivel de departamento y analizamos la posibilidad de reestructurar todo el proceso, se podría lograr una mayor eficiencia laboral en términos de gestión integrada y análisis de resultados.
Además, es necesario reconocer y aceptar que el agente que realiza el trabajo con la ayuda de la IA generativa es una combinación de dos agentes que evolucionan juntos, es decir, un híbrido. Esto ayudará a los empleados a decidir si utilizan o no las funciones de ChatGPT, que se actualizarán continuamente, y permitirá una respuesta más rápida a las regulaciones y controles de OpenAI, los gobiernos y las instituciones relacionadas con la IA.
Predecir hacia dónde se dirigirá la innovación de la IA generativa parece complicado. Sin embargo, las empresas y los equipos que adopten una perspectiva de red dinámica y de agentes híbridos tendrán la oportunidad de mantener una posición ventajosa en medio de este flujo constante de cambios.
*Este artículo es la versión original del contenido publicado el 22 de mayo de 2023 en la columna de opinión del periódico electrónico ETNews.
Referencias
Teoría del actor-red
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