Hacker News, una red social donde los desarrolladores de código abierto verifican las tendencias tecnológicas, reveló recientemente que la 'IA' se mencionó con una frecuencia 560% mayor que el año anterior, superando a las criptomonedas y al iPhone, que habían sido las palabras clave tecnológicas que más aparecían en los titulares de los medios de comunicación durante los últimos 15 años. Esto significa que la IA ha impregnado la vida cotidiana de las personas en 2023, dominando toda la industria tecnológica, lo que indica que las grandes tendencias relacionadas con ella continuarán en el próximo año.
Este año marcó el comienzo del dominio absoluto de OpenAI en el campo de la IA generativa, lo que llevó a Google y Meta a apresurarse a lanzar sus propios productos. Posteriormente, se produjo la entrada de nuevos actores y un auge del código abierto. Nvidia, una empresa de semiconductores que diseña GPU (Unidad de procesamiento gráfico) para IA, logró una rentabilidad del 40%, mientras que OpenAI, la empresa detrás de ChatGPT, que alcanzó los 100 millones de usuarios activos semanales, a pesar de su doble identidad como organización sin ánimo de lucro, vio su valoración dispararse a 113 billones de wones. Estos cambios en la inversión en el sector de la IA, junto con las regulaciones existentes sobre las grandes empresas tecnológicas, la protección de datos personales, la estructura de la competencia, el contenido dañino, el sesgo, la propiedad intelectual y las patentes, que han sido un desafío global durante años, se han visto exacerbados por la adición de la 'IA'.
Si dividimos el proceso por el cual una tecnología se presenta al mundo y es aceptada por el público en tres etapas en forma de curva S, donde se verifica el valor, se experimenta la emoción por el valor verificado y se siente aburrimiento por el valor al que se ha acostumbrado, entonces se puede decir que 2023 ha sido un año en el que se exploraron diversas posibilidades de viabilidad comercial de la inteligencia artificial.
Se pueden observar tres fenómenos que respaldan esta afirmación: en primer lugar, la transición hacia una plataforma de IA generativa ha comenzado. En la historia de la industria tecnológica, la principal tendencia de cambio de plataformas ha sido de PC a web de código abierto y, posteriormente, a la nube vinculada a los teléfonos inteligentes. En este contexto, las interacciones de los usuarios con la IA generativa, que busca acercarse a la IA general (AGI), se han convertido en un nuevo estándar para predecir el futuro de la humanidad de una forma diferente.
En segundo lugar, el público ha tenido la oportunidad de familiarizarse con la IA como nunca antes. Los programas de productividad de Microsoft y Google que se utilizaban en las tareas diarias de las personas de todo el mundo se han ido integrando con la IA generativa, y las conversaciones con los chatbots vinculados a los motores de búsqueda de Internet y diversos servicios de atención al cliente ya no son algo extraño para los usuarios. La disminución de la conexión física entre las personas y la desaparición de las comunidades tradicionales, donde se experimentaba un sentimiento de pertenencia, han dado lugar al descubrimiento y la rápida confirmación del potencial de la IA generativa como un interlocutor ejemplar.
En tercer lugar, se ha llegado a un acuerdo formal sobre el nuevo Reglamento de IA de la UE. Este reglamento, el primero de su clase a nivel mundial, abarca de manera integral la IA, e incluye medidas para mitigar o prohibir el uso de la IA en ámbitos como la sanidad, la educación, el control fronterizo y los servicios públicos, donde su aplicación supone un gran riesgo para los derechos fundamentales. El hecho de que se haya establecido un conjunto de normas vinculantes para abordar los riesgos potenciales del uso indiscriminado de la IA es un proceso significativo que permite una adopción más madura de la IA en comparación con los mercados y las sociedades anteriores. Esto es suficiente para considerarlo un proceso significativo.
2023 ha sido, sin duda, el año de la IA. Sin embargo, al mismo tiempo que se ha experimentado entusiasmo por las expectativas y posibilidades de la IA como herramienta, también se ha producido una creciente inquietud distópica, a nivel personal y cotidiano, sobre el futuro que la IA creará para la humanidad, debido a la falta de contexto empírico. En otras palabras, junto con el interés por la IA, este año también ha despertado una reflexión bastante concreta sobre el 'significado de ser humano'. Las palabras clave que representaban al ser humano, como el 'diseño thinking' y la 'orientación al cliente', que habían sido muy frecuentes durante los últimos 15 años, parecen haber sido relegadas a un segundo plano por la IA. Sin embargo, al igual que el cambio de ropa de pantalones cortos a pantalones largos según la estación del año, el interés por el 'ser humano' regresará. Esto se debe a que la discusión sobre las funciones y posibilidades de la IA, que se ha intensificado recientemente, se ha centrado demasiado en la distinción entre máquinas y humanos.
Los humanos se distinguen fundamentalmente de la IA a través de categorías muy básicas como el tiempo y el espacio.El tiempo de las fiestas o los días festivos tiene un carácter más cálido o humano que otros momentos, y solo los humanos tienen el criterio para experimentar el significado de un lugar de manera diferente según la situación en la que se encuentren o las relaciones que tengan con ese lugar, como cuando se sube por las escaleras de un tribunal. Bill Gates, fundador de Microsoft, predijo en una entrada de blog del 19 de diciembre que 2024 será un año de inflexión gracias a la tecnología de la IA. A medida que la aplicación tecnológica de la IA madure aún más, es necesario que en el próximo año prestemos más atención a los elementos que generan el significado del tiempo y el espacio, que son el escenario de la experiencia humana única: el entorno en el que vivimos, las situaciones a las que nos enfrentamos y las relaciones con las personas que nos rodean. Esta será la temática fundamental para 2024, el año en el que se concretará la convivencia entre humanos e IA.
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